Los sistemas RFID podrían ejercer un control excesivo sobre el consumidor. Por ejemplo, a priori podría darse que al entrar en un comercio los lectores nos hicieran una ficha completa: qué ropa llevamos y por dónde nos movemos. Por ese temor al Gran Hermano ya hay decenas de grupos que, sobre todo en Estados Unidos, quieren limitar el uso de estos sistemas ahora que estamos a tiempo.
Entre los más conocidos se encuentran Consumers Against Supermarket Privacy Invasion and Numbering (C y Electronic Privacy Information Center (EPIC). Este último pretende que las leyes obliguen a desactivar las etiquetas al salir del establecimiento. Ya hay quien ha ideado y enseña por Internet maneras de desactivar estas etiquetas en casa, empleando el microondas.